Emprendedores

Los nuevos emprendedores

Lista de diez puntos en común entre las personas que, insatisfechas con el mundo que las rodea, deciden crear su propia empresa.
Impaciencia: quien persigue un sueño no se sienta a esperar que las cosas sucedan por sí solas: ve en los problemas de ayer las oportunidades de hoy. Por su impaciencia, a menudo se ve obligado a cambiar de rumbo, pero esa adaptación es lo que le hace madurar.
Consciencia: quien persigue un sueño sabe que no está solo en el mundo y que cada gesto suyo tiene una consecuencia. El trabajo que está haciendo puede transformar su entorno. Siendo consciente de este poder, pasa a ser un elemento activo de la sociedad, lo cual lo reconcilia con la vida.
Innovación: quien persigue un sueño cree que todo puede ser diferente de como es, pero para ello hay que buscar un camino que nadie haya recorrido.
Pragmatismo: quien persigue un sueño no espera a que le lleguen los recursos ideales para comenzar a trabajar: se remanga y se pone manos a la obra. Cada progreso, por pequeño que sea, hace aumentar su confianza y la de quienes lo rodean, y los recursos acaban apareciendo.
Aprendizaje: quien persigue un sueño es, por lo general, alguien con un gran interés en un área determinada y cuya capacidad de observación lo lleva a encontrar nuevas soluciones para viejos problemas.
Seducción: nadie puede sobrevivir aislado en un mundo competitivo. Consciente de ello, quien persigue un sueño consigue que los demás se interesen por sus ideas. Y se interesan porque saben que están ante un proyecto original, comprometido con la sociedad, y que, además, puede ser lucrativo económicamente.
Flexibilidad: quien persigue un sueño tiene una idea en la cabeza y un plan para llevarla a cabo.
Perseverancia: quien persigue un sueño puede ser flexible en su camino, pero sin perder la concentración en su objetivo. Por sus ideas innovadoras, y por estar siempre moviéndose en terreno desconocido, nunca dirá: «Lo intenté, pero no dio resultado». Al contrario, siempre busca todas las vías posibles, y los resultados acaban apareciendo.
Alegría: quien persigue un sueño pasa momentos difíciles, pero está contento de hacer lo que hace. Sus eventuales confusiones y errores no tienen nada que ver con su talento, es capaz de sonreír cuando da un paso en falso, pues sabe que podrá corregir su movimiento más adelante.

Contagio: quien persigue un sueño tiene la capacidad única de hacer que los que lo rodean perciban que vale la pena seguir su ejemplo y hacer lo mismo. Por eso, aunque de vez en cuando pueda sentirse incomprendido, jamás se sentirá solo.

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